011 EL APRENDIZAJE COMO ACONTECIMIENTO ÉTICO - 4TA SESIÓN - Resignificación docente.
ARTÍCULO
Bárcena Orbe, F. (2000). El aprendizaje como
acontecimiento ético. Sobre las formas de aprender. Enrahonar, 31,
9–33.
FICHA DE COMENTARIO
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Cuando
el autor inicia con la frase no es fácil
aprender, se suscita un río de ideas sobre esto. Hay muchísima tinta utilizada
en innumerables artículos sobre este tema; la gran incógnita en el universo de
la educación. No reduce la tensión o la preocupación al estar posicionado en
una tendencia de pensamiento, de añeja o de vieja escuela, porque sin lugar a
dudas las hipótesis, teorías, postulados, se enfrentan con la realidad que es
cruda dura y muchas veces tirana.
Proponer
un nuevo enfoque a la pregunta, por los motivos mencionados, por supuesto que no
es tarea fácil. Sin embargo el análisis se inicia, con el principio del
pensamiento crítico a fin de desarrolla la encomienda. La preocupación es la
gran impulsora de la tarea. La humanidad no sospechaba que desde que se abordó
la pregunta ¿Cómo aprendemos?, habría
tanto trabajo por hacer.
La
frase inicial que utiliza el autor no es
fácil aprender, revela de inicio su postura; la del que aprende, sea como
sea. Este inicio entresaca el discurso de los ojos de aquel que se enfrenta a
una información que pronto detonará como el conocimiento para salir o superar
la situación compleja (incluso caótica). Sin éxito augurado o asegurado,
presupone que habrá aprendizaje si por sí.
Pero
parece que el primer error aparece cuando presenta al sujeto del aprendizaje
con un concepto conocido que delimita la fuerza de la necesidad de la
experiencia: El alumno / La alumna.
Este concepto ampara la actitud más o menos pasiva de alguien (sujeto) que se
enfrenta a una nueva situación cometida, delimitada y establecida por el
siguiente actor de esa obra conocida situación: El maestro. Con este paso, el autor delimita su análisis a la
esfera de un espacio finito, sacado de la realidad y delimitado por ajenos.
El
título se ofrece más amplio; el acontecer ético de aprender. Este se sitúa en
lo complejo de la universalidad, en el punto de los infinitos posibles, en el
caos que muestra la realidad entera de cualquier circunstancia que no haya sido
previamente limitada; es la gran experiencia.
El
proceso, la serie de sucesos que anda el ser humano, agrega la circunstancia su
conocimiento previo, la carga de viejos hechos con resultados registrados y
almacenados que llama el autor memorias.
Ahí no hay límite, ya que estas tienen su origen en escenarios pasados y
diversos; no están limitados por horario, por algún tipo de sistema o por
persona alguna. Es el sujeto y la circunstancia, pura y dura. Echará mano de
todo lo que posee pero también de lo que aún no tiene, ya que en ese momento lo
desarrollará para salir a paso. Creará método donde no lo hay; creará
conocimiento que no tiene.
Con
ello, el acontecimiento tiene dos resultados posibles; triunfo o derrota, éxito
o fracaso. Pero nunca este representa retroceso, ya que en ambas posibilidades significa
un avance en el plano moral y ético.
Esto
deja entrever, en la sucesión de actos, la voluntad intrínseca, el valor
estoico: La voluntad de enfrentar la prueba o circunstancia independientemente
del resultado. Hay que hacer notar, valorar y reconocer la decisión de
atreverse a mantener la vista en la bestia que enfrenta el héroe; Es una esfinge
con una incógnita.
De
ahí podemos continuar con la lectura que propone el autor. Podemos analizar la
vivencia desde el análisis del acontecimiento, la casualidad, la civilidad, la decepción,
la relación, signo y significado y aún más, pero no desestimar que el
aprendizaje infiere un acto volitivo necesario y que sin este, la cadena del
proceso de aprender sencillamente se rompe, no sucede o no existe. ***
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